VISIÓN FRUTÍCOLA
¿Cómo mantenerlos encantados con la producción nacional? Por eso destaco tanto lo de la calidad, porque es el corazón del trabajo que estamos haciendo actualmente: cumplir los programas, cumplir con la calidad y transparentar la información entre todos los actores en la industria. ¿Cuáles son los desafíos y pasos a seguir, entonces, tras este diagnóstico para los próximos 5 a 10 años? En toda la fruticultura en general es necesario que los productores estén conscientes de trabajar en la calidad de la fruta, que haya un aprendizaje de las experiencias pasadas y que eso esté internalizado. Por otro lado, es importante nutrirse de la información que está a disposición respecto de las necesidades de volumen y demanda que existe en los mercados, y que sea proporcional a la producción que Chile tenga. Es decir, conocer al consumidor, respetar sus exigencias y entregar lo que éste quiere. En ese sentido las experiencias han sido tan duras en el aspecto económico, que yo creo que esa consciencia está. Chile tiene que ajustar su volumen respecto de los nuevos competidores que han entrado al negocio, especialmente en la uva de mesa. Por lo que es
importante conocer cuál es la verdadera demanda que existe. Reconocer que el producto genera una serie de sensaciones en el consumidor final, nuevamente nos lleva a centrarnos en la calidad y la felicidad al momento de consumirlo. Tras varios años complejos a nivel nacional e internacional ¿En qué parte del ciclo se encuentra la industria agroexportadora? Los exportadores de distintos rubros que han sufrido estas últimas temporadas están enfocados en defender el negocio y no quebrar. La esperanza está en que vendrán buenas temporadas, en donde no nos suban los costos de las navieras y que el ciclo de la inflación disminuya. La industria en términos económicos está golpeada. En este sentido es importante el tema del recambio varietal, ya que permite un mayor rendimiento y una disminución en los costos de producción por hectárea. Esto es válido no solo para las uvas, sino que también para los arándanos y cerezas. La proyección de ser una potencia agroalimentaria continúa, tenemos una resiliencia que nos permitirá salir adelante, pero hay que ajustar el volumen que produce Chile respecto a la demanda y la competencia.
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